20.7.12

A la deriva



Encallé en tu isla

Fui vagabundo de tu cuerpo

Perdido, exploré tu entraña

Coseché los frutos de tu vientre

Dejaste que el agua subiera

Hicimos nuestro el mar

Te sumergiste, nos ahogamos

La bestia no tardó en devorarnos

Ahora vagamos juntos

En este submarino animal

Que no conoce la tierra

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11.7.12

Poema invitado al blog:


Todos los días estoy lista

para desplegar las alas y salir volando

mirar desde una ventana o a través de una gota de agua


Los días se van y despierto sin alas, sin vuelo,

entonces miro otra vez

te busco, me busco

y encuentro que las cosas no son como queremos.




Cortesía de Charo... mi mamá.

10.7.12

C A L O R



Encerrado

entre las brasas del fuego

el calor retuerce su mueca




Ha escuchado que las primaveras le repudian

Que el Sol le parió pavesa

Que al emanar expresa y al enojarse, funde



Nada en el desprecio del aire ahogado

Contagia al pabilo

un séquito de palmeras voraces le siguen al que

Danza de la mano de Celsius

Prendido a Fahrenheit se eleva en el mercurio

Y desciende sensual sobre la gota de sudor de una espalda



Se sueña en un espejismo

Serpenteando desértica

Salado cardo estampado en la piel desnuda

Sabe el calor que al pronunciarse

derrite su nombre en la lengua

Pastoso el salivar de la brea

Tramando un urdimbre que deshilacha el aliento


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3.7.12

Una idea para utilizar un martillo



Primero aférrese a una idea que desee compartir. 


Después busque coronillas que parezcan molleras para que la penetración de la idea sea más sencilla, aunque también en cráneos maduros funciona. 


Consiga un martillo.

Centre la idea con los dedos índice y pulgar de la mano izquierda en un punto de la cabeza,  con la mano derecha sostenga su martillo y golpeé con fuerza la idea para que se encaje en el cerebro (si usted es zurdo, tome la idea con la mano derecha y el martillo con la izquierda, será igual de eficiente si aplica las mismas ganas de influenciar al prójimo).

La primera reacción del individuo será de rechazo, dolor y enojo; es normal. Que esto no detenga su martilleo insistente.

Continúe constante y con precisión, el individuo poco a poco aflojará el cuerpo, dejará de estar renuente y la idea se irá albergando con armonía en la mente como si encontrara un área de confort en la que se acomoda como en un sofá.

Aunque usted crea que la idea ya está integrada al cráneo, podría salirse a la primera provocación que quisiera interponerse, es por ello que debe seguir utilizando el martillo hasta asegurarse de que la idea se ha clavado hasta no dejar ni la punta visible.

Cuando esto se haya logrado, deje de martillear: es momento de colocar un parche sobre la herida que ha dejado la idea. Este parche evitará que la idea sea expulsada del cuerpo y a su vez cicatrice con una encarnación armoniosa.

Le aseguramos que el individuo no recordará lo que le pasó una vez que el parche haya terminado su función: el individuo en vez de enojarse con usted por el dolor y trastornos causados a su cabeza, le estará agradecido por sanarle la herida.

Repita la operación con cuanta persona conozca, pero no pierda tiempo ya que las televisoras  tienen taladros masivos con parches más eficientes llamados publicidad y no queremos que su manipulación llegue antes que la nuestra y haga que nuestros martillos aparenten ser obsoletos.

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