12.9.11

La señora de enfrente

Desde la plenitud de la monogamia


Ella existe entre hediondos laureles


soplando letras marchitas que lamentan no haberse escrito


cuando la soledad era joven y aún


Sugestiva


Ella observa


     una relación fugaz de infinita cola


     donde no estarían tan solos si estuvieran distanciados


     tan lejos de ellos mismos


en estática vibración


Ella pisa       gaviotas que remojan


Las alas


en el petróleo de sus suelas


desplazándose en círculos binaurales


Ella pule gratitudes y las regresa al carbón


Advierte con las cejas fatalismo


El marrón de los ojos se le derrumba


Su mirada ha parido una cascada


y ella no es aquel talle que era ella


¡Es una mujer cumbre!


con maizales dactilares en sus huellas


Ella espera el fin      del temor a la cosecha


     Hasta que el tiempo 


se azote como guillotina en los espejos de la casa


     Hasta ese tiempo


Ella dará sus últimas gotas al torrente de quien la pasma


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